miércoles, 17 de abril de 2024, 18:55
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C

Consejo presbiteral

La constitución y funcionalidad del consejo presbiteral aparece en los decretos conciliares Christus Dominus, Presbyterorum ordinis y en el motu proprio Ecclesiae sanctae. El Concilio decide que "se constituya, de manera acomodada a las circunstancias y necesidades actuales, en la forma y norma que determine el derecho, una junta o senado de sacerdotes que representen al colegio presbiteral, cuyo fin sea ayudar eficazmente con sus consejos al obispo en el gobierno de la diócesis". Con esta decisión, el Concilio restauró una institución de la iglesia primitiva, en la cual los presbíteros formaban un colegio, a modo de senado, para ayudar al obispo, primer responsable del ministerio diocesano. La necesidad del consejo presbiteral es obvia en nuestra situación actual, ya que en toda diócesis es necesario un grupo restringido de presbíteros, en representación de todo el clero, que colabore con el obispo en el "régimen de la diócesis", mediante un coloquio y diálogo en común. Así se evitan excesivos personalismos, del obispo o del vicario.

Conversión

He aquí una palabra que pertenece al vocabulario cristiano y que es difícil encontrar en otro contexto diverso. El lenguaje cristiano tendrá que estudiar hasta qué punto es positivo mantener estas peculiaridades lingüísticas. Porque la conversión, en cuanto realidad, es también realidad humana.

La referencia más universal para indicar la conversión es el cambio. Convertirse es cambiar, ser distinto y actuar de manera diversa. La tonalidad de este cambio depende del adjetivo que se le ponga.

La conversión implica siempre como primer paso el conocimiento de la realidad a convertir. Podemos decir que implica el conocimiento personal. Y el conocimiento personal comprende el dominio del entramado complejísimo de los mecanismos de la persona. Hay muy pocos que se conozcan a sí mismos, con lo que la conversión queda ya imposibilitada.

Credo

El Credo es un texto que permite a los cristianos agruparse como comunidad creyente. Expresa una experiencia de fe, singular y a la vez individual, en una fórmula común cuyo efecto es la confesión eclesial en el misterio de Dios, revelado por Jesucristo en el Espíritu Santo. El Credo es un texto escrito en primera persona del singular. Pero esta primera persona del singular presupone una comunidad o, mejor, tiene siempre una dimensión social, como lo atestiguan las expresiones "nuestro Señor", "Santa iglesia católica", "comunión de los santos". Este contexto supone el paso de un sujeto singular a un sujeto creyente. Pero este sujeto no vive independientemente de la sociedad en la cual aprende a recitar el Credo. Así, en nuestro texto lo individual y lo social están inseparablemente vinculados.

Cristiandad

La palabra cristiandad designa el conjunto de una sociedad civil cuando ésta se identifica jurídica y sociológicamente con la iglesia cristiana y sus cuadros. El inicio de la cristiandad puede fecharse a partir del año 313, cuando el emperador Constantino I, con el Edicto de Milán, ordenó el cese a las persecuciones a la iglesia, a la cual le concedió el rango de religión lícita. Posteriormente, el emperador Teodosio hizo del cristianismo la religión del Estado. Desde entonces, para ser ciudadano de primera clase en el imperio romano había que profesar la fe cristiana.

Cristianismo

Cristianismo es la doctrina profesada por los cristianos. Ahora bien, este nombre tuvo su origen en Antioquia de Siria, donde por primera vez los discípulos de Jesús de Nazareth fueron llamados "cristianos". Y hemos de suponer que el adjetivo les provino más bien desde fuera, quizá de la misma administración romana que se vio en la necesidad de delimitar a aquel grupo de judíos que se diferenciaban notablemente del resto de sus connacionales. Por eso, el cristianismo no es más que la postura de lo que siguen a Jesús de Nazareth.

Cristología

Parece que la palabra cristología apareció por primera vez en Alemania en el segundo decenio del siglo XIX y su uso fue generalizándose progresivamente a partir de la segunda mitad del mismo siglo, tanto en la teología católica como en la protestante, para designar la doctrina sobre la persona y obra de Jesús.

La cristología es la respuesta de los creyentes a la pregunta "quién es Jesús". La profesión de fe "Jesús es el Cristo", constituye, como observa Kasper, la síntesis de la fe cristiana, y la cristología no es otra cosa que la exposición o reflexión sistemática y metódicamente articulada sobre esa profesión, sobre el significado de Jesús y de la fe en Él.

Cruz

La cruz constituye, junto con la resurrección, el núcleo central del misterio pascual y, por ende, del cristianismo. Este posee una carácter estaurocéntrico (staurós = cruz) que no puede minusvalorarse. Pero la cruz resulta, al mismo tiempo, una de las realidades más paradójicas de nuestra fe. Como ya recordara Pablo a los cristianos de Corinto, predicar a un Mesías crucificado venía a ser escándalo para los judíos y locura para los griegos, ya que la cruz representaba el fracaso más estruendoso y definitivo de quien, a sus ojos, tenía la pretensión de liberar al pueblo de las cadenas de la opresión.

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Precisamente para eliminar o al menos atenuar lo que es escandaloso, trágico y brutal tenía la cruz de Cristo surgen desde muy pronto, y se suceden a lo largo de la historia del cristianismo, explicaciones teológicas que se esfuerzan por hacer coherente y racional el hecho de la cruz. Citemos, entre ellas: la teología del rescate, del sacrificio, de la satisfacción vicaria, de la inmolación y de la sustitución penal, que tanto arraigo han tenido en la reflexión teológica, en la vida cristiana y en la espiritualidad. En este esfuerzo por hacer comprensible racionalmente el misterio de la cruz apenas mostró interés por el acontecimiento histórico, salvo en su detalles más anecdóticos. Su principal preocupación era demostrar la necesidad de la muerte de Cristo como paso obligado para llegar a la reconciliación de la humanidad pecadora con Dios. Difícilmente encontramos en esas teologías referencias a la liberación. Por ello, se ha llegado a afirmar, y no sin razón, que "muchas de las teologías de la cruz han desempeñado el papel de una ideología".

Cuaresma

La fiesta de la pascua es la cima o momento crucial del año litúrgico, que exige una preparación (la cuaresma) y una prolongación (la cincuentena pascual). La cuaresma, como preparación de la pascua cristiana, se desarrolló poco a poco, resultado de un proceso en el que intervinieron tres componentes: la preparación de los catecúmenos al bautismo en la vigilia pascual, la reconciliación de los penitentes públicos para vivir con la comunidad el triduo pascual y la preparación de toda la comunidad a la gran fiesta de la pascua.

Cuerpo de Cristo

La gran afirmación de san Pablo sobre la iglesia es que ésta constituye y es el cuerpo de Cristo. De tal manera que, a partir de esta metáfora del cuerpo, es como Pablo entiende a la iglesia y la vida de los creyentes en el cuerpo eclesial. En la carta a los Romanos, cuando Pablo exhorta a los cristianos para que se mantengan en la unidad, les recuerda esta idea: de la misma manera que los miembros del cuerpo, siendo muchos, permanecen unidos, así también debe ocurrir con los creyentes en la comunidad eclesial. Todo esto quiere decir que los textos que se refieren a la teología del cuerpo de Cristo son textos de exhortación, en los que se recuerda a los cristianos sus deberes y obligaciones, para que permanezcan en la fe, en la unidad, en el compromiso cristiano. Por tanto, no se trata de textos puramente doctrinales, en los que se expone una teoría abstracta sobre la iglesia.

Por otra parte, parece bastante claro que Pablo tomó la metáfora del cuerpo de la literatura de su tiempo, tanto latina como griega. Ahora bien, en aquella literatura, se quería expresar, mediante la metáfora del cuerpo, la unidad, el orden y la armonía que debían reinar entre todos los ciudadanos. Por tanto, la metáfora del cuerpo quiere expresar algo muy concreto. Se refiere a las relaciones de unos creyentes para con otros. Y quiere decir que en la iglesia cada miembro tiene su papel y su carisma, pero de tal manera que todos tienen que mirar por el bien de los demás.

Culto

Las palabras de Jesús a la samaritana: "Se acerca la hora, ya está aquí, en que los que quieran dar culto verdadero adorarán al Padre en espíritu y en verdad" muestran el culto cristiano como algo radicalmente nuevo, en relación no sólo con el culto religioso natural, sino también con el culto judío. Si el culto religioso es el conjunto de actos por los cuales los hombres, individual y colectivamente, intentan expresar sus relaciones con la divinidad, y si el culto del pueblo judío estaba destinado sobre todo a conmemorar ritualmente los acontecimientos salvadores de su historia, el culto cristiano se centra en la actitud, penetrada del Espíritu de verdad, con la que Jesús se dirigía a su Padre, actitud de la que participan cuantos creen en Él.