Iglesia

* Iglesia-institución: El concepto de institución equivale al de fundación o instauración y se aplica a la iglesia en cuanto que es una institución creada por Dios. También sirve para hablar de la iglesia en cuanto organización, que es el sentido que tienen las ciencias humanas cuando hablan de las instituciones, entidades necesarias para la subsistencia de la sociedad.

Teológicamente es un concepto que suele emplearse en correlación, muchas veces en oposición, al de carisma. Esta oposición reposa sobre un malentendido histórico y teológico. Por un lado, las instituciones surgen como un intento de perpetuar una experiencia carismática y hacer que continúe una vez que desaparezca el carismático fundador.

* Iglesia-misterio: El misterio la iglesia es el de su constitución divina y humana. Es divina en cuanto comunidad que tiene su origen en Cristo y está guiada e inspirada por el Espíritu, que es quien la integra en el plan de Dios. Esta dimensión divina nos permite creer en la iglesia en el doble sentido de permanecer a ella y de aceptarla como una obra del Espíritu. Creemos en Dios desde ella, a la que aceptamos como el lugar histórico de la herencia de Jesús, como una creación del espíritu que completa la obra de Cristo.

También pertenece al misterio de la iglesia su carácter humano. Es una comunidad de personas, una realidad histórica, empírica y constatable de todos. De ahí la validez de los análisis sociológicos, políticos e ideológicos de la iglesia, ya que nos descubren su dimensión encarnada y nos iluminan diversos aspectos de su vida y de su configuración. La gracia presupone la naturaleza, no la anula, sino que la transforma. Por eso, los análisis empíricos de la iglesia no nos revelan la complejidad de su misterio, pero sí sus formas históricas de comportarse. Son análisis incompletos para un cristiano, pero no por ello carentes de validez.

* Iglesia-sacramento: Decir que la iglesia es un sacramento equivale a afirmar que la iglesia prolonga, en el tiempo y en el espacio, la presencia salvadora y liberadora de Jesús entre los hombres. Porque la iglesia es el cuerpo de Cristo.

La afirmación de la iglesia como sacramento no es propiamente una definición o descripción esencial, sino más bien funcional. Es decir, al considerar a la iglesia como sacramento, no nos referimos tanto a lo que la iglesia es en sí, sino a la forma en que ella ejerce su servicio para la salvación de los hombres. Y así afirmamos, por una parte, que la iglesia no es simplemente un instrumento de acción externa para procurar la salvación al hombre, y por otra parte decimos que la iglesia no es ella misma la salvación, aunque tal salvación está estrechamente vinculada con ella.

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