Conversión

He aquí una palabra que pertenece al vocabulario cristiano y que es difícil encontrar en otro contexto diverso. El lenguaje cristiano tendrá que estudiar hasta qué punto es positivo mantener estas peculiaridades lingüísticas. Porque la conversión, en cuanto realidad, es también realidad humana.

La referencia más universal para indicar la conversión es el cambio. Convertirse es cambiar, ser distinto y actuar de manera diversa. La tonalidad de este cambio depende del adjetivo que se le ponga.

La conversión implica siempre como primer paso el conocimiento de la realidad a convertir. Podemos decir que implica el conocimiento personal. Y el conocimiento personal comprende el dominio del entramado complejísimo de los mecanismos de la persona. Hay muy pocos que se conozcan a sí mismos, con lo que la conversión queda ya imposibilitada.

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