Cuerpo de Cristo

La gran afirmación de san Pablo sobre la iglesia es que ésta constituye y es el cuerpo de Cristo. De tal manera que, a partir de esta metáfora del cuerpo, es como Pablo entiende a la iglesia y la vida de los creyentes en el cuerpo eclesial. En la carta a los Romanos, cuando Pablo exhorta a los cristianos para que se mantengan en la unidad, les recuerda esta idea: de la misma manera que los miembros del cuerpo, siendo muchos, permanecen unidos, así también debe ocurrir con los creyentes en la comunidad eclesial. Todo esto quiere decir que los textos que se refieren a la teología del cuerpo de Cristo son textos de exhortación, en los que se recuerda a los cristianos sus deberes y obligaciones, para que permanezcan en la fe, en la unidad, en el compromiso cristiano. Por tanto, no se trata de textos puramente doctrinales, en los que se expone una teoría abstracta sobre la iglesia.

Por otra parte, parece bastante claro que Pablo tomó la metáfora del cuerpo de la literatura de su tiempo, tanto latina como griega. Ahora bien, en aquella literatura, se quería expresar, mediante la metáfora del cuerpo, la unidad, el orden y la armonía que debían reinar entre todos los ciudadanos. Por tanto, la metáfora del cuerpo quiere expresar algo muy concreto. Se refiere a las relaciones de unos creyentes para con otros. Y quiere decir que en la iglesia cada miembro tiene su papel y su carisma, pero de tal manera que todos tienen que mirar por el bien de los demás.

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