Espíritu Santo

Espíritu de Dios es una expresión que, en el AT, designa el poder activo de Dios, su principio vital: aparece en el relato de la creación, actuando sobre las aguas, de las cuales surge la vida, y mueve e inspira a los profetas y a los hombres escogidos del pueblo de Dios. Si no es muy analógicamente, sin embargo, no se puede encontrar en todo el AT una personificación de este Espíritu, y sólo en los evangelios es significada ésta inicialmente: el Espíritu se manifiesta desde el inicio de la vida pública de Jesús (Marcos), está presente ya en su concepción (Mateo y Lucas), y es presentado como paráclito o protector, que Cristo nos ha merecido por su pascua, que nos diviniza e inaugura los últimos tiempos (Juan). Porque es el enviado del Padre y del Hijo, sabemos que procede de Dios. La simbología con que es presentado quiere expresar su acción: la paloma (aparecida en el bautismo) significa la instauración del nuevo pueblo de Dios; el viento la fuerza, las lenguas de fuego la inspiración de los testimonios.

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