Ética cristiana

La ética cristiana está llamada a dar una respuesta a los interrogantes éticos desde la fe y desde la vida nueva en Cristo. Ser cristiano implica también una praxis y un estilo de vida. Su identidad no se agota en el creer y en el rezar. La fe y la vida nueva en Cristo se manifiestan en el comportamiento diario. Entonces, ¿cómo vivir en cada momento histórico para ser coherente con la propia identidad cristiana? ¿Es posible algo específicamente cristiano en las respuestas teóricas y prácticas, del creyente a los interrogantes éticos del hombre y de la sociedad?

La ética cristiana está llamada a responder a los interrogantes que acabamos de formular. Por eso, precisamente se le pide que, ante todo, tenga ella misma una idea clara de su misión, es decir, de lo que está llamada a aportar en el conjunto de las ciencias que se ocupan de lo moral. De aquí la importancia que tienen hoy en esta disciplina los temas relacionados con su identidad.

Con estos presupuestos, la ética cristiana está llamada y procurar a la reflexión ética y al comportamiento cristiano tres aportaciones fundamentales: 1) La cosmovisión que le viene de la fe; 2) El sentido y el significado ético de la realidad desde la esperanza y la caridad cristianas; 3) El compromiso cristiano desde los presupuestos anteriores.

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