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E

Eucaristía

La eucaristía es la representación ritual de la cena de despedida que, según el NT, Jesús celebró con sus discípulos antes de ser entregado a la muerte. Todas las iglesias cristianas consideran la eucaristía como el más importante de los sacramentos, que no sólo concluye el complejo litúrgico de la iniciación cristiana, sino que acompaña constantemente la vida del cristiano, sobre todo a través de su celebración dominical, hasta el mismo momento de la muerte, en la comunión eucarística recibida como viático.

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Derivada del griego, la palabra eucaristía significa "acción de gracias", y al principio se refirió a la plegaria de bendición; luego se aplicó a todo el conjunto de la celebración y, finalmente, designó también los elementos materiales del pan y el vino, sobre los que se pronuncia la plegaria eucarística. El origen histórico y teológico de la celebración eucarística hay que buscarlo en una cena ritual, celebrada por Jesús y sus discípulos, que, si no es completamente seguro que se tratara de la cena pascual judía (tal como lo presentan los evangelios sinópticos), por lo menos era semejante a los ágapes religiosos que acostumbraban a celebrar los diversos grupos piadosos del judaísmo.

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Evangelio

Los evangelios (del griego bien y buena noticia) son los escritos que narran la historia de la vida, doctrina y milagros de Jesús de Nazaret. La proclamación del evangelio se conoce como evangelización.

Existen cuatro evangelios canónicos, reconocidos como oficiales por las diferentes confesiones cristianas. Son conocidos con el nombre de sus supuestos autores: Mateo, Marcos, Lucas y Juan. La mayoría de los expertos considera que estos cuatro evangelios fueron escritos en la segunda mitad del siglo I d. C., aproximadamente entre 35 (Marcos) y 60 (Juan) años después de la fecha probable de la muerte de Jesús de Nazaret, aunque otros expertos proponen fechas más tempranas.

Existen otros evangelios, conocidos como evangelios apócrifos, no reconocidos por las iglesias cristianas.

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Evangelios canónicos

Los evangelios canónicos son los evangelios que pertenecen al canon del Nuevo Testamento y son aceptados por las iglesias cristianas. Son los que la Iglesia Cristiana primitiva consideró que narran correctamente la historia de Jesús de Nazaret.

Estos son los tres evangelios sinópticos:

  • Evangelio de Marcos
  • Evangelio de Mateo
  • Evangelio de Lucas
  • Evangelio de Juan

Los evangelios canónicos se distinguen así de los evangelios apócrifos, unas 70 obras que han llegado hasta nosotros, completos o fragmentarios, y que son considerados heréticos.

No hay unanimidad acerca de en qué momento estos evangelios se convirtieron en canónicos, pero determinados testimonios, como el Fragmento Muratoriano (hacia 170) o la obra Adversus haereses de Ireneo de Lyon (hacia 185), parecen indicar que entre el 150 y 200 existía ya cierta unanimidad sobre la inclusión en el canon de estos tres evangelios. Su confirmación definitiva como canónicos, sin embargo, con la exclusión de todos los demás evangelios, no se produjo hasta finales del siglo IV. La lista oficial de libros del Nuevo Testamento no se presentó de forma oficial y dogmática hasta el Concilio de Trento (1546).

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Evangelios sinópticos

El término evangelios sinópticos es utilizado para hacer referencia a tres de los evangelios canónicos, en concreto los de Mateo, Marcos y Lucas, entre los cuales existen grandes afinidades.

El término sinóptico proviene de los formantes griegos (syn, "junto") y (opsis, "ver"); la palabra "sinóptico" indica que los contenidos de estos tres evangelios pueden ser dispuestos para ser "vistos juntos", bien en columnas verticales paralelas, bien en sentido horizontal. En 1766 J.J. Griesbach presentó su sinopsis sobre los tres evangelios, organizando las partes comunes entre ellos en un formato de columnas. El estudio de Griesbach ganó popularidad en el ambiente académico, lo que llevó a llamar a los 3 evangelios "los sinópticos".

Las similitudes entre los sinópticos suscitaron el llamado problema sinóptico, es decir, la cuestión acerca de qué relación hay entre ellos. Existen varias hipótesis que intentan contestar a esta pregunta. En la actualidad la más aceptada es la teoría de las dos fuentes, según la cual los evangelios de Mateo y de Lucas se basaron en el de Marcos y en otra fuente desconocida, denominada fuente Q (por Quelle, fuente en alemán), consistente sobre todo en dichos de Jesús.

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Evangelización

El verbo evangelizar equivale en el AT a "proclamar buenas noticias" o "anunciar hechos salvadores", ya se trate, por ejemplo, de la victoria en una batalla, la muerte de un temible enemigo o la salvación que Dios obrará. Según del NT, evangelizar es anunciar y llevar a cabo el evangelio de Jesús en torno al reino de Dios; es proclamar el kerigma o anunciar el evangelio, a saber, la vida, muerte y resurrección de Jesús. Equivale a descubrir y notificar el proyecto salvador de Dios manifestado en Cristo. De ahí que evangelizar sea la misión central de la iglesia y de todos los creyentes.
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Exequias

Las exequias son un conjunto de ritos y oraciones que la iglesia practica con motivo de la muerte de un fiel cristiano, desde el momento de la expiración hasta el instante en que el cadáver es colocado en el sepulcro o incinerado. Las exequias cristianas contienen notables semejanzas con los ritos religiosos paganos y las celebraciones puramente humanas que, en todos los pueblos y estadios culturales, han acompañado a la muerte. Desde el punto de vista fenomenológico, a menudo los ritos exequiales de la iglesia son el resultado de la cristianización de ritos religiosos preexistentes o de costumbres sociales comúnmente aceptadas.
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Exorcismo

En su formulación clásica, el exorcismo es una intimidación hecha al espíritu del mal en nombre de Dios, para que abandone a una persona o una cosa. En la liturgia cristiana, se han usado exorcismos en los ritos preparatorios al bautismo, en los casos de posesión diabólica y en una serie de ceremonias purificatorias, previas a la consagración de cosas o lugares.
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F

Fanatismo

Etimológicamente, fanatismo deriva del latín fanum (templo, lugar sagrado). De ahí, fanaticus pasó a significar "sagrado, perteneciente a la divinidad", aplicándose así a los sacerdotes de Belona, Cibeles y otras divinidades. Algunos de los rasgos que en ellos destacaron serán característicos de los fanáticos de todos los tiempos: exaltación corporal y anímica, furor, sugestibilidad, pretensión de poseer la inspiración divina y desarrollo de una conducta destructiva.

La palabra no ha sido nunca un término neutral. Desde sus primeros usos hasta el presente, ha tenido connotaciones, generalmente negativas, empleándose como arma para desacreditar al adversario. Existe, por tanto, un cierto relativismo en su uso: lo que algunos califican de fanático puede ser considerado por otros acto de heroísmo. El vocablo, ya en la época moderna, intentó ser rehabilitado por movimientos de orientación totalitaria.

Se puede definir el fanatismo como la intensa adhesión afectiva a una idea, socialmente compartida, a la que se concede un valor absoluto, que pretende ser realizada destruyendo, en nombre de ella, cualquier obstáculo que se interponga.

Del fanatismo se pueden hacer diversas clasificaciones, según el criterio que se elija. Según su objeto; puede hablarse de fanatismo religioso, político, étnico, moral, científico, artístico, o de aficiones concretas ("hinchas" deportivos). Por el componente actitudinal predominante, se puede distinguir entre fanatismo intelectual, emocional y comportamental. Por la identidad del sujeto fanático, cabe un fanatismo individual, o grupal (una secta extremista), incluso masivo (las grandes concentraciones populares del nazismo), o institucional (las prácticas inquisitoriales). Finalmente, el fanatismo puede ser resultado, o un rasgo aislado de la personalidad, pero también una estructura permanente del carácter. También es posible distinguir entre un fanatismo originario (tiene su raíz en uno mismo), y un fanatismo inducido (por la personalidad del líder).

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G

Gracia

La teología de la gracia es un ejemplo notable del desarrollo doctrinal en la iglesia: llegó a su término tardíamente, aunque expresando y definiendo realidades capitales vividas conscientemente desde el inicio. Gratia es la traducción latina del griego járis, término precedentemente utilizado en la versión bíblica de los LXX para traducir el hebreo hén, que significa exactamente el favor hacia alguien. En general, en el AT, el favor de Dios hacia sus elegidos viene acompañado de un compasión casi maternal, y se manifiesta en su amor misericordioso y después en su fidelidad. En el NT, el término járis, cargado de todas estas significaciones, será empleado sobre todo por san Pablo para designar el conjunto de la economía nueva instaurada por Cristo, sobre la base del perdón concedido a la humanidad pecadora, a partir de su propia muerte. Pero este aspecto negativo se completa con un aspecto positivo inseparable de él: la adopción que hace de nosotros hijos de Dios, en Cristo resucitado, en el Espíritu Santo.
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H

Hermenéutica

La hermenéutica (en griego hermênéuein =interpretar) es la fundamentación y fijación teórica de los principios que se suponen válidos para interpretar los textos bíblicos. La aplicación concreta de estos principios pertenece ya a la exégesis. Ahora bien, dado que la Biblia es a la vez palabra divina y palabra humana, se impone una doble categoría de principios teóricos: 1) Principios generales. Estos tienden a contactar en la medida de los posible con los autores humanos (hagiógrafos) y sus inquietudes personales; 2) Principios teológicos. Dado que los escritos bíblicos no son simples obras humanas, a la hora de interpretarlos se ha de tener muy presente: a) la tradición viva de toda la comunidad eclesial; b) el carácter unitario de toda la revelación bíblica; c) la llamada "analogía de la fe", es decir, la armonía interna de todo el proceso revelador.
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