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S

Santidad de la Iglesia

La santidad es una de las notas de la iglesia, es decir, una de las características por las que se distingue la verdadera iglesia de Cristo de cualquier otra confesión. Hay que distinguir entre la santidad objetiva y la santidad subjetiva de la iglesia. La santidad objetiva significa que la iglesia es el medio de la gracia y de la salvación en el mundo. Esto no viene a indicar que la iglesia es santa primeramente en sus principios formales, es decir, en lo que ha recibido y recibe de Dios para ser iglesia, sacramento universal de salvación. Estos principios formales son el depósito de la fe, los sacramentos y los ministerios correspondientes. Estas realidades son santas por proceder de Dios, y apuntan a la santidad. En todo esto se trata de realidades santas porque son instrumentos por los que Dios santifica.

Pero la santidad de la iglesia implica algo más. Subjetivamente, la iglesia es santa también porque nunca faltará en ella la santidad subjetiva de sus miembros, es decir, en la iglesia siempre ha habido y habrá personas dotadas de santidad. Esto no quiere decir que sólo los santos pertenezcan a la iglesia. A ella pertenecen también los pecadores y en ella habrá siempre pecadores. La iglesia ha sostenido una y otra vez, con toda firmeza, la pertenencia a ella de los pecadores. Esto quiere decir, no sólo que en la iglesia siempre hay y habrá pecadores, sino que también la misma iglesia es pecadora, en cuanto que sus propios miembros, incluso como representantes oficiales de ella, son y seguirán siendo pecadores. Por consiguiente, cuando hablamos de la santidad de la iglesia, queremos decir que el cuerpo de la iglesia, manchado por el pecado, no puede quedar tan desfigurado que desaparezca de él el Espíritu de Dios y la poderosa gracia de Dios para bien de los hombres.

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Santuario

El término santuario designa, en fenomenología religiosa, un lugar sagrado natural -gruta, monte, fuente-, sacralizado por una teofanía y que se constituye por la erección de un altar, de una piedra, de una imagen, etc., y más tarde por la construcción de un templo. A veces, la palabra santuario designa la parte más santa de un templo, como el llamado santo de los santos del templo de Jerusalén. También en las iglesias cristianas se acostumbra a llamar santuario al presbiterio, sobre todo, como sucede entre los orientales, si está separado de la nave.

Se considera santuario a "una iglesia u otro lugar sagrado donde los fieles, por una particular razón de piedad, van frecuentemente en peregrinación, con la aprobación del ordinario de lugar". El origen de los santuarios puede ser muy variado, pero siempre tiene algo que ver con la devoción a un santo o a la Virgen María y, más raramente, a algún misterio de la vida de Cristo. A menudo, los santuarios están vinculados a apariciones de la Virgen o al hallazgo de imágenes que se consideran milagreras.

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Secta

El término secta no es unívoco. Puede entenderse en sentido estrictamente teológico o en sentido sociológico. Su etimología también es ambigua. Podía venir del latín secatum (cortado), lo que encaja en su significado teológico; o bien de secutum (siguió), lo que encaja en su sentido sociológico, sin excluir el teológico.

En sentido teológico, secta se refiere a los aspectos doctrinales por los que un grupo se separa o es cortado del cuerpo religioso principal, el cual define la ortodoxia.

En sentido sociológico, las sectas son movimientos de protesta religiosa, inicialmente pequeños, que se agrupan por lo general en torno a un líder (seguidores). El compromiso con la secta es voluntario, pero sólo se admite en ella a aquellas personas que han probado su convicción; el seguir perteneciendo a ella se basa en el sometimiento constante a sus creencias y prácticas. Rechazan la autoridad de la religión establecida en la sociedad, que por lo común se juzga acomodaticia


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Secularización

Secularización designa el proceso por el que algo se convierte en secular (del latín saeculum). Saeculum puede indicar un lapso de tiempo, una centuria o una época en general, o bien el espíritu de esa época.

El término secularización, como tal, aparece en la paz de Westfalia (1648) para designar la transferencia de terrenos y propiedades de la iglesia al estado. En el siglo XIX aparece una sociedad secular, como organización de carácter militante que pretende interpretar y estructurar la vida sin recurso a lo sobrenatural. En el siglo XX, al nacer la sociología como disciplina, secularización comienza a ser usado como término meramente descriptivo y neutral; así pasa al léxico de los historiadores. En teología, sin embargo, sigue designando un fenómeno religiosamente negativo, es decir, la pérdida de influjo social, cultural y político por parte de las iglesias.

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Semana Santa

La semana santa, denominada antiguamente semana mayor o semana grande, es la semana que conmemora la pasión de Cristo. Se compone de dos partes: el final de la cuaresma (del domingo de ramos al miércoles santo) y el triduo pascual (jueves, viernes y sábado-domingo). Es el tiempo de más intensidad litúrgica de todo el año. Ha calado hondamente en el catolicismo popular, sobre todo a través de las procesiones.

En la semana santa se pueden descubrir cuatro estratos correspondientes a diferentes épocas:

1) La celebración sacramental de la noche pascual por medio del bautismo, confirmación y eucaristía. El triduo pascual nació en torno a la celebración de esta noche. Es la denominada capa mistérica.

2) Las representaciones de los hechos históricos, como puede observarse en la procesión de ramos, lavatorio de pies y adoración de la cruz el viernes santo. Es la capa psicológica.

3) El desarrollo de las funciones preparatorias que llegan a constituirse en celebraciones que ensombrecen las acciones hacia las cuales se ordenan, como la bendición de los ramos, el monumento del jueves o la consagración de los óleos. Son los ritos preparatorios.

4) La superposición de actos piadosos correspondientes al catolicismo popular, como visitan al monumento, hora santa, vía crucis populares, procesiones espectaculares, representaciones teatrales, actos de hermandades. Es la capa de religiosidad popular.

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Signos de los tiempos

La expresión signos de los tiempos fue utilizada oficialmente por primera vez en la bula de Juan XXIII, Humanae salutis, que convocaba el concilio. De un modo manifiesto se señalan ahí cuatro signos de los tiempos contemporáneos: la socialización, la emancipación de las clases trabajadoras, el ingreso de la mujer en la vida pública y la libertad de los pueblos oprimidos.

En resumen, signos de los tiempos son los acontecimientos históricos suficientemente densos, universales y repetidos, captados por la conciencia de los hombres, con el significado especial de revelar la dirección hacia la cual se orienta conscientemente la humanidad, de acuerdo a sus necesidades y aspiraciones

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Sínodo

El Sínodo de Obispos, dice el nuevo código, "es una asamblea de obispos escogidos de las distintas regiones del mundo, que se reúnen en ocasiones determinadas para fomentar la unión estrecha entre el Romano Pontífice y los obispos, y ayudar al papa con sus consejos" respecto de la fe y las costumbres, la disciplina y la acción de la iglesia en el mundo. En un sentido general, sínodo es la reunión de representantes cualificados de un iglesia o de varias para poner en común experiencias y problemas, y lograr soluciones comunes.
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Superstición

Etimológicamente, superstición viene del latín superstitio. Pero, a su vez, la etimología latina es incierta. Una posible (super-stantium-superstuitio) indicaría el excesivo y vano temor de las cosas que "están sobre nosotros" como los dioses y los astros. El concepto -teológico- alude siempre a un exceso en las prácticas de religión y culto. Así, para santo Tomás, la superstición es un "vicio opuesto a la virtud de la religión por exceso... porque da culto divino a quien no debe darse, o de la manera que no debe darse".

Según esto, caben dos géneros fundamentales de superstición:

a) Se da culto religioso a quien se debe, pero de manera indebida. Así, ciertas prácticas, usuales en ciertos estratos de población, y que se incorporan al culto de algunos santos especialmente populares (por ejemplo san Antonio de Padua); o a ciertas imágenes concretas de Cristo o de la Virgen; o simplemente el recitado de ciertas oraciones a las que se vinculan efectos cuasi infalibles.

b) Un segundo género de superstición: se da culto religioso a quien no debe darse. Dentro de él, el pensamiento teológico clásico distingue tres especies: idolatría, adivinación y vana observancia (hechicería).

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Tentación

Tentación es una palabra clásica en la vida espiritual, venida a menos por el campo estrecho en que se ha movido y por la personalidad escrupulosa que engendraba, y recuperada desde las tentaciones de Jesús. No es desdoro hablar de la tentación. Lo importante es situarla en su debido lugar.

Existe la secreta convicción de que la tentación es una realidad negativa. Esa secreta convicción continúa todavía. Los cristianos siguen acusándose de tener tentaciones.

Sin embargo, la tentación no es negativa. Ni debe ser definida y entendida sencillamente como ocasión de pecado, porque también es ocasión de virtud. No obstante, sí parece verdad que la tentación no es algo aséptico e incoloro. Puede decirse que es una invitación al mal. El hecho de que tal invitación pueda ser descubierta, contrarrestada, rechazada, no quita que en el origen de la tentación haya una sugerencia al mal.

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Teología

El término teología, palabra sobre Dios, tiene su historia ya en el ámbito greco-romano. Platón y Aristóteles conocieron ya el uso del término, según el cual los antiguos poetas eran denominados teólogos (teología en el sentido de mitología). Según Platón, la teología tiene la misión de liberar a los mitos, narraciones y leyendas griegas sobre los dioses, de las imperfecciones y de lo que pudieran tener de sorprendente.
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